martes, 10 de junio de 2008

Malas Compañías

La soledad siempre fue mi compañera inseparable, mi aliada mas fiel, mi amante. Yo a veces cometía infidelidades con un tal olvido, es que por ahí la monotonía me aburría, pero siempre volvía cabizbaja a buscar consuelo en la almohada que tantas noches compartimos.

Así pasaron muchos años, todos los que la vida me ha regalado hasta ahora. A pesar de sentirme bien con mi soledad, siempre tenía la esperanza de poder despojarme de ella, de poder arrancarla de mi vida, de poder compartir aquella almohada con alguien de carne y hueso.

Los intentos por conseguir aquello fueron numerosos y devastadores. La esperanza apenas ha subsistido a tremendas decepciones, pero sigue ahí, débil, sin fuerzas, con los últimos suspiros, pero con la certera convicción de que conseguirá su cometido.

Y aqui estoy, tratando de darle fuerzas necesarioas e intentando ayudarla a llegar a la meta.

1 comentario:

elvio dijo...

Caminando de noche dos sombras yacen a mis pies.
Guau! No es estoy solo!
Levanto la mirada y veo dos lámparas.
Lo mismo de siempre, me digo y salgo de la luz