lunes, 7 de febrero de 2011

Cupido ve corta i con puntito x 3


Tengo una historia para contarles. En el día de San Valentín, salí de copas para olvidarme que estaba sola. Entré a un bar, uno de los mejores de la zona, hasta ahí, todo normal. En la barra había un hombre muy borracho; la verdad me dio mucha pena su estado de ebriedad y me acerque para ver si necesitaba algo. Soy consciente de los peligros que implica acercarse a un hombre solo y muy en curda, pero me dio tanta pena aquel pobre hombre que decidí ir… Además el bar estaba lleno, ¿que podría pasarme?

Aquel hombre era petizo, gordito, medio pelado, llevaba pantalón de vestir y camisa. ¿Cómo te llamás?, Pregunté.

Sorprendido me contesto: ¿que tal? Yo, Eros, y usted señorita?, me pregunto el gordito.

Me presente e inmediatamente comenzamos una charla. Me contó, en la medida que su lengua adormecida lo dejaba, que tenía un trabajo poco convencional pero que, en los tiempos que corren, le resultaba difícil poder cumplir con eficacia y eficiencia lo que su trabajo implicaba y que la competencia tenia mejor asesoría de marketing que él, aun que los otros eran unos inútiles.

Con tantos problemas laborales había perdido el sueño, tenía un pico de stress y no encontró mejor camino que el alcohol como compañero de desgracias.

Me contó, además, que su madre era una puta y su padre militar, que su hermano Anteros era un triunfador, que se había casado y había tenido hijos, y un trabajo digno.

Me confesó que cuando estaba con su hermano, se sentía un hombre fuerte, seguro, pero desde que se pelearon, se siente un inmaduro, a pesar de ser él el mayor. "Y mi trabajo siempre fue pasajero, falto de pasión y bastante ciego si no trabajo junto a él", se lamentó.

Me conmovió el relato de este hombre, que además, me dijo que ese día era su cumpleaños. Seguimos hablando de la vida y otras nimiedades, hasta que después de charlas y charlas, me confesó que en realidad su nombre era Eros, pero que desde chico la gente lo conoce como Cupido. - ¡Cupido!!! Dije aterrorizada y con ganas de llorar!.

- Si, me dijo, yo soy cupido.

- ¿Y las alas? ¿Y el pañal? ¿Y las flechas? ¿Y?...., pregunté desconfiada. Y continué dubitativa con las reflexiones del caso. Me estas mintiendo, vos no sos cupido, él es un ángel desagradable y vos sos un Gordito simpático que esta escabio en un bar.

Pero por más que me negara a la realidad, ella, me estaba cacheteando en la cara. Hablaba con el mismísimo cupido. Me dio pruebas irrefutables de que él realmente era él.

Y como no podía ser de otra manera, yo también me presente y le dije que era su enemiga pública número uno, que detestaba sus métodos y que odiaba su pésima puntería. Y ahí la sorpresa se la llevo él. Cuando su borrachera despejo las nubes de alcohol, vio la luz de la verdad. Reconoció al instante mi sarcasmo y dijo decepcionado: "ah, eres tu.

- Si, soy yo, - contesté con caracter- y quiero saber unas cuantas cosas, sinvergüenza!.

Es acá cuando el gordito comenzó a odiar aún más ser quien era. Le pedí todas las explicaciones del caso: Nunca tuve un novio como la gente, las ex novias me tienen los ovarios por el piso y a los 30 años comprendí que las piedras y los boludos no se van a acabar nunca. Me queres decir porque te has ensañado con mi persona y en vez de lanzarme flechas desde lo alto me orinabas¿Eh?, ¿ME LO QUERÉS EXPLICAR?, , le grité furiosa, como una mujer histérica, la que he tratado de reprimir durante algunos años, pero que salió con la fuerza de la lava de un volcán en erupción.

La gente del bar comenzó a mirarnos con miedo, pensando que era un problema de pareja, ¿y saben qué? !Si lo era! Le estaba reclamando a Ese, mis problemas de pareja. Y en toda discusión de pareja no falta esa palabra que te hace sentir tan bien cuando sale de tus labios: ¡Sos un fracasado! ¡Gordito fracasado!

Atónito y casi sin poder hablar ante semejante escándalo, su borrachera se había escabullido al primer grito. Mirando a su alrededor las caras de sorpresa de la gente me dijo con tristeza, todo lo que te ha pasado no ha sido algo personal, todo es producto de mi adicción al alcohol y no sos la única que sufre las consecuencias. Desde que bebo, mi puntería se ha distorsionado, ya no tengo la misma habilidad, ahora el pulso me tiembla, la vista se me nubla y me cuesta apuntarle al blanco. Además me paso la mayor parte del día en este lugar y no tengo tiempo de andar por ahí flechando gente. Y si te meo, te pido disculpas, no me he dado cuenta, pero con tanto vino pierdo el control de esfínteres y a veces se me escapa. Una sola cosa dime, ¿ha sido solo pis? Porque hay gente que me ha asegurado que los he cagado también.

Solo pis, dije mirándolo con asco. y agregué, tenés un grave problema por lo que veo. Deberías consultarlo con un profesional o terminaras muy mal. Disculpa el exabrupto, pero hace más de 15 años que me veíes orinando y la verdad estoy muy cansada. Porque no consultás con algún grupo de rehabilitación, ellos te pueden ayudar y vos los podes ayudar a ellos.

No puedo, dijo con tristeza, nadie debe saber que cupido es un borracho, ¿imagínate si la gente se entera que será de los días como hoy?. Empezaran a regalar botellas de vino o fernet. Los novios solo llevaran entre sus manos temblorosas (no por los nervios, sino de tanto alcohol) las flores del palo borracho y botas con forma de corazones llenas de vino. Y los únicos bombones permitidos serán los rellenos de licor… Terminarían todos en pedo matándose de risa y… ¿Porque me miras así?, me dijo.

Porque eso suena mucho más divertido que la paparruchada que hacen hoy en día, expresé sonriente.

Que el mundo se entere que sos un borracho y que San Valentín sea un momento divertido y sin cursilería barata. Brindemos hasta la cirrosis por los amores perdidos y por los encontrados!

Nos fuimos abrazados para no caernos de la borrachera y no hemos vuelto a vernos desde entonces.